COMUNICACIÓN POLÍTICA DIGITAL Y DEMOCRACIA EN MÉXICO

Escrito Por Ronda Politica OPINION 0 El lunes agosto 09, 2021

COMUNICACIÓN POLÍTICA DIGITAL Y DEMOCRACIA EN MÉXICO
Helmer Ferras Coutiño*

Resumen:
Ante una historia llena de pasajes oscuros debido al monopolio de la información ejercido por los propietarios de los medios de comunicación tradicionales, en México la aparición de las redes sociales marcó un parteaguas por la apertura que propició la posibilidad de establecer vínculos de comunicación directos entre candidatos surgidos de la oposición y ciudadanos, así como del conocimiento de hechos que de otra manera hubiesen permanecido en el anonimato. No obstante ahora el reto es alcanzar el equilibrio entre dicha apertura y el manejo responsable y veraz de lo que en ellas se halla.

Internet es el medio de comunicación que mayor cobertura e impacto ha alcanzado en los años recientes y entre sus múltiples aplicaciones comprende las estructuras llamadas redes sociales que permiten a los actores entablar y mantener canales y lazos de comunicación, lo que las convierte en la vía más utilizada por personas de los más diversos estratos, pues resultan sumamente prácticas para relacionarse con los demás.
Sin embargo, de manera inevitable, es necesario advertir de los riesgos que su uso conlleva, pues dentro de esta red universal se encierra, junto con sus plausibles bondades, un aspecto oscuro y desconocido por muchos, que con frecuencia es utilizado por personas y organizaciones con fines ilegales, además de propiciar acceso a quienes no siempre poseen la capacidad de discernir entre lo falso y lo verdadero.
Con todo y ello, resulta sumamente funcional ante las circunstancias presentes que estamos viviendo con un escenario inédito debido a la pandemia provocada por la COVID-19, que hace imprescindible ejercer medidas sanitarias que disminuyan al máximo los riesgos de propagación del virus, por lo que eventos y reuniones que provoquen altas concentraciones de personas, están descartados de antemano.
En nuestro entorno este año es de suma importancia para el ámbito político, pues nos hallamos inmersos en tiempos electorales y los partidos tienen la necesidad de impulsar y posicionar a sus candidatos e innovar y adecuar sus antes tradicionales campañas para granjearse las simpatías y los votos ciudadanos y para ello el mejor recurso a su disposición son las nuevas tecnologías.
Ante los cambios producidos en la sociedad y la apremiante necesidad de salvaguardar a quienes toman parte en estos procesos, deberán generar sinergias que garanticen llevar exitosamente su mensaje, el cual deberá ser digerible y lo suficientemente atractivo para que produzca el efecto deseado, es decir, ser escuchados y entendidos a fin de obtener el triunfo en la contienda.
Como es sabido, las redes sociales fomentan cada día más la participación directa del público en las diferentes actividades, entre ellas las políticas (a diferencia de otros medios tradicionales como televisión, radio y prensa) y en la actualidad han alcanzado tales niveles de influencia y cobertura que son capaces de brindar acceso directo y gratuito a cada uno de los usuarios, lo que incrementa exponencialmente la probabilidad de que los ciudadanos interactúen directamente con los candidatos.
Por naturaleza la comunicación forma parte intrínseca del ser humano, por lo consiguiente éste al empezar a organizarse en grupos y establecer mecanismos de interacción para poder dar a entender sus ideas para un determinado fin, buscó formas de expresión y de transmitir deseos, necesidades o información que considerara indispensable o importante; así nace como primera vía de entendimiento entre pares y posteriormente hacia grupos, partiendo desde la comunicación no verbal hacia la verbal, con lo que además crea las primeras reglas que establecen que para que la comunicación sea eficaz deberán interactuar entre sí un emisor, un mensaje, un medio, un receptor, códigos y referentes.
Con el paso del tiempo el proceso ha venido evolucionando y el ser humano, en su afán de ser más explícito al momento de enviar una información, ha desarrollado infinidad de técnicas que permiten de una u otra forma llevar el mensaje a quien o quienes debe llegar y a su vez que quienes lo reciban puedan interpretarlo con claridad.
La comunicación política cumple un papel muy importante con el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, las TIC´s, que han impactado en la construcción de una democracia más participativa pero, en contraparte, una sociedad no preparada para el uso y manejo de estos nuevos mecanismos podría ser presa de armas de destrucción en su contra.
Es necesario destacar las grandes ventajas que nos dan las nuevas herramientas tecnológicas para la construcción de una democracia aún más plural, donde intervenga una sociedad informada y capaz de ser actora y protagonista en la toma de decisiones y con ello construir un nuevo modelo democrático donde la participación digital de la sociedad sea mucho más activa. Sería necesaria una transición de la democracia representativa o directa a una híbrida, donde la representatividad de los ciudadanos tenga en sí misma la verdadera voluntad de quienes los eligen; pero también existen grandes riesgos que el mal uso de estas herramientas tecnológicas podrían ocasionar en la destrucción de la democracia y llevarnos a una sociedad manipulada y controlada por grupos invisibles de poder que podría derivar en una anarquía, destruyendo lo construido durante años, lo que
significaría la pérdida de una oportunidad histórica para dar sentido a la política y al gobierno democrático.
¿Es momento de regular los contenidos digitales para el fortalecimiento de la democracia?, ¿estamos listos para un modelo de democracia hibrida?, ¿qué nos espera ante el nacimiento de la inteligencia artificial y el big data?
“Los medios de comunicación de masas actúan como sistema de transmisión de mensajes y símbolos para el ciudadano medio. Su función es la de divertir, entretener e informar, así como inculcar a los individuos los valores, creencias y códigos de comportamiento que les harán integrarse a las estructuras institucionales de la sociedad”. Noam Chomsky*1.
En México la comunicación política tiene una larga historia por contar; es un hecho que la televisión adquirió trascendental importancia en la materia, pero tiene claroscuros en su uso para informar y también para desinformar cuando así fue necesario. Lo importante de la comunicación política es incidir en la opinión del ciudadano, en este caso televidente; como bien sabemos las cadenas de televisión en México en los últimos años estuvieron controladas por un duopolio, Televisa y TV Azteca, que acaparaban todos los espacios de este medio y establecían los contenidos que se podrían transmitir y en qué horarios, lo que generó un gran aparato de comunicación visual utilizado principalmente por el gobierno, su partido oficial y candidatos afines. Ejemplos, incluso a nivel mundial, tenemos muchos, por mencionar algunos: cuando el gobierno de Adolf Hitler transmitió los juegos olímpicos de Alemania en 1936 o en 1950 cuando, en México, se transmitió el informe de gobierno del entonces presidente Miguel Alemán Valdez o también cuando en 1969 los Estados Unidos transmitieron la llegada del hombre a la luna, un hecho histórico, en su afán por demostrar al mundo su poderío tecnológico y alcanzar un triunfo hegemónico frente a los soviéticos, quienes también contendían en la carrera espacial. Otros más recientes y de gran relevancia política en México podrían ser: Los videoescándalos, el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, la “niña” Frida Sofía tras el terremoto de 2017 o los casos Florence Cassez, Paulette, entre otros.
Por los años 60´s se fue agrandando el encono entre las dos superpotencias surgidas a partir de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, dicha rivalidad conllevó a la guerra fría. Los Estados Unidos, previendo una confrontación contra la Unión Soviética, desarrolló un sistema de comunicación que pudiera, en caso de iniciarse las hostilidades, mantener una interacción estable y segura, con lo que, a partir de 1969 nació el programa ARPANET – “ARPANET son las siglas de Advanced Research Projects Agency Network, es decir, la Red de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada,​ organismo conocido ahora como Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa” Y un primer nodo fue instalado en la Universidad de California, en Los Angeles y a partir de ahí inicia la era digital, el momento de dar el salto desde las comunicaciones analógicas, con los que se
podría no sólo establecer comunicación si no también encriptar, almacenar, compartir y crear redes de comunicación entre uno a uno, uno a muchos y de muchos a muchos ordenadores, mientras que, a partir de 1991, se crea la World Wide Web, mejor conocida por las siglas WWW, es decir, el nacimiento del internet para uso de las masas.
En sus inicios todo los sistemas eran estáticos, es decir, únicamente se podía construir una página en un lenguaje de programación de marcado muy básico HTML (hypertext markup language) y éstas eran páginas solamente informativas, no existía interacción entre el sistema y el usuario, por lo que únicamente podrían ser informativas y aun por lo complejo y costoso de estos equipos no permeaba hacia el público en general. Como es fácil deducir, estos sistemas eran usados principalmente por el gobierno, grandes corporativos y universidades de aquellos tiempos; hasta que a partir de 1996, con la implementación de nuevos sistemas de desarrollo de aplicaciones web, empezamos a ver las páginas dinámicas que permitían interactuar con el usuario, a quien le abría el acceso a la era de la comunicación hombre-máquina y permitiría establecer un crecimiento acelerado de las capacidades de los nuevos equipos y en consecuencia mayor rendimiento y portabilidad, lo que facilitaba el desarrollo de nuevos portales web así como el desarrollo de sistemas de escritorio complejos y eficientes. También en 1996 se lanzó el primer mensajero instantáneo conocido como ICQ, que vino a evolucionar el correo electrónico y con el que se podía establecer una comunicación a base de textos en tiempo real; mientras que en 1997 se crea la “Sixdegrees”, el primer servicio que permitió crear un perfil en la web, agrupar a los contactos directos e intercambiar mensajes con ellos; es decir, la primera de lo que hoy en día se conoce como ”red social”. Su creador fue Andrew Winreich, en la ciudad de New York”*.
Trasladándonos a nuestros tiempos y espacios, podemos recordar un ejemplo de los ataques y contraataques que ahora podemos atestiguar gracias a la intervención de las redes sociales: “De esta manera, la campaña denominada “AMLO es un peligro para México” difundida por la radio y televisión predominante, fracasó al enfrentarse al papel desempeñado por las “benditas” redes sociales, Twitter, Facebook, YouTube y otras plataformas del ciberespacio que hicieron contrapeso a los canales tradicionales ofreciendo a los votantes, especialmente jóvenes, fuentes de información alternativas para contrastar los mensajes verticales de sus opositores. *
“Benditas redes sociales” fue precisamente la expresión del actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hecha célebre desde el primero de julio de 2018; pero ¿a qué se refería el mandatario al expresarse así de lo que hoy conocemos como las herramientas tecnológicas de mayor trascendencia en la web? Como ya hemos recordado el duopolio de la televisión en México estaba controlado por dos grandes corporativos y éstos se encargaban de filtrar el contenido que se podía difundir en sus canales principales y filiales, como bien es sabido subordinados al sistema político mexicano y por ende ejercían un peso y una fuerza muy importantes, quizá los más importantes en la toma de decisiones de los ciudadanos, lo cual conllevaba a un evidente conflicto de intereses pues de acuerdo con sus conveniencias y lo que les resultara de mayor rentabilidad económica y política, apoyaban a grupos de poder afines, lo que en nada abonaba al desarrollo democrático del país. Es ahí precisamente, en las redes sociales, donde los aspirantes a espacios públicos de elección popular encuentran una puerta enorme que les permite llevar su mensaje político a los ciudadanos, en este caso usuarios, y romper así de tajo el bloqueo en que se mantenía a aquellos grupos o actores políticos que no eran parte de la élite del poder*.
Se calcula que aproximadamente 20 millones de usuarios accedían a las redes sociales en 2006, lo que vino creciendo con el paso de los años y para el proceso electoral de 2018, en México eran ya casi 80 millones con un 67% de penetración entre personas mayores de 6 años (véase gráfica 1).
Los datos acá analizados nos dan un panorama muy claro de cómo las redes sociales fueron penetrando con gran celeridad entre la ciudadanía mexicana a tal grado que el nuestro llegó a ser el país número 21 en el mundo que las utiliza como medio de información y comunicación; pero aún más, somos la sexta nación en el planeta que pasa más tiempo en las redes sociales, con un aproximado de 3 horas y media diarias por usuario. *
Esto por supuesto abrió un abanico de oportunidades para todos los actores políticos en el país; entre ellas, la más importante fue tener comunicación digital directa con los ciudadanos para dar a conocer las alternativas que ofrecían en la política nacional; desde entonces ha sido una herramienta muy importante para todos los movimientos sociales en el país.

Así pues, las redes sociales han jugado un papel muy importante en la vida de los mexicanos y desde éstas se ha marcado la pauta de grandes movimientos sociales y espacios de interacción, así como encuentros entre grupos con diferentes formas de pensar y actuar, lo que por supuesto ayuda al desarrollo democrático de nuestro país; por poner un ejemplo podríamos mencionar el movimiento #YoSoy132, que se originó desde una red social y fue adoptado por muchos mexicanos ante el hartazgo por un gobierno antidemocrático, sordo ante numerosas exigencias, sobre todo la de mayor seguridad y que demostraba ante este hecho la gran brecha que le separaba de la ciudadana como sinónimo de la degradación de la democracia construida históricamente.
Después de su surgimiento y el posterior caso de Ayotzinapa, familiares de los desaparecidos, al ver la evidente influencia de las redes sociales, pasaron de las plataformas digitales a las calles, llevando a cabo movilizaciones en todos los rincones del país a fin de presionar al gobierno para que tomara cartas en el asunto y poder dar con los responsables de este tan lamentable hecho, lo que muchos analistas consideraban como un crimen de Estado. Como estos, hoy en día hay muchos más movimientos que se han consolidado a nivel nacional y han dado paso a que los tres niveles de gobierno se sientan presionados a modificar su actuar ya que las redes sociales, sin ser su principio la democratización de un país, están influyendo de manera tangible en su evolución y propicia mayor participación a actores sociales que por mucho tiempo fueron callados ante la inexistencia de una plataforma eficaz para ser escuchados y no sólo eso, si no también pueden aglutinar seguidores entre quienes simpatizan con sus posturas.
“Las benditas redes sociales” han jugado un papel muy importante en los últimos años en la comunicación política digital y han logrado penetrar de manera eficaz entre actores políticos, ya mencionamos como ejemplo al actual presidente de México, pero de manera similar ayudaron en el triunfo del actual gobernador de Nuevo León, Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, mejor conocido como “el bronco” y al primer candidato independiente a diputado de Jalisco, Pedro Kumamoto, lo que nos deja patentes de cómo las redes sociales han sido protagonistas de grandes cambios en la democracia de muchos países y México no ha sido la excepción.
“El exceso de participación que produce el fenómeno que Dahrendorf llamó, desaprobándolo, del ciudadano total, puede tener como efecto la saturación de la política y el aumento de la apatía electoral. El precio que se debe pagar por el compromiso de pocos es frecuentemente la indiferencia de muchos. Nada es más peligroso para la democracia que el exceso de democracia”*.
Sin embargo, a nivel internacional aún seríamos testigos de cómo transitaríamos de las “benditas redes sociales” al bloqueo de la cuenta de Twitter del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras la convocatoria que hiciera a sus seguidores por considerar que había sido víctima de un fraude, luego de haber perdido las elecciones, para manifestarse en pleno Capitolio, llegado el día de oficializar el triunfo de Joe Biden. Este acontecimiento provocó la pérdida de vidas humanas y demostró la debilidad de una democracia que ha pretendido ser ejemplo mundial, pero que en esta ocasión dio muestra de que aún no estaba preparada para afrontar las “libertades” que las redes sociales ya habían otorgado a los ciudadanos. Siendo Estados Unidos el principal país con acceso a redes sociales, era evidente que el país más poderoso de América no estaba a la altura de esta situación y eso le costó a su democracia, que era ejemplo de participación ciudadana, ser vulnerada.
Ya en otras ocasiones este país había también considerado las redes sociales como “benditas”; en las elecciones del expresidente Barack Obama; el conocido como ciberactivismo jugó un papel fundamental en la toma de decisión de los electores, en esa experiencia el mayor éxito de la estrategia del expresidente fue buscar en las redes sociales un mecanismo de captación de recursos económicos para su campaña y los ciudadanos se volcaron en franco apoyo al entonces candidato demócrata, pero también reveló un modelo de mercadotecnia política que puso en tela de juicio la integridad, honestidad y principalmente la violación a la privacidad de los usuarios.
Es en este ámbito donde surge el uso de una herramienta muy importante que habría sido desarrollada por la empresa Cambridge Analytica, una minería de datos

tan inmensa que permitía conocer miles de ellos de cada usuario; todas las interacciones son almacenadas en grandes bases que crean una enorme cantidad de información digital conocida en conjunto como el big data, que detalla compras, tarjetas de crédito, puntos de visita, búsquedas realizadas en internet, a que páginas le da me gusta y comenta cada usuario, etc. Se calcula que esta empresa tendría por lo menos identificados 5,000 puntos de interés de cada usuario de las redes sociales, esto no lo hacían únicamente con el acceso a los datos personales, violentando la privacidad, si no también creaban aplicaciones como encuestas o juegos donde al participar el usuario proporciona inconscientemente muchos datos adicionales de su propio comportamiento.
Esta empresa fue creada primeramente para la participación en las elecciones de Estados Unidos, pero en una audiencia en los tribunales aceptó haber utilizado todo este conocimiento en decenas de naciones, entre las que sobresalen Brasil, México, Trinidad y Tobago, India, entre otros. La fuga de información más grande que la humanidad haya vivido en toda la historia del internet, fue un elemento clave para incidir en la toma de decisiones de los votantes, al enviar información precisa y muy específica, ya que conocían a la perfección los gustos y costumbres de cada uno de estas plataformas, principalmente Facebook. Es mediante el manejo de estos grandes cúmulos de información que los estrategas políticos, con el apoyo de mercadólogos y otros especialistas, lograron de manera muy práctica su objetivo, ya que podían predecir con un grado muy alto de asertividad lo que los votantes deseaban escuchar y así garantizar el voto. Las redes sociales y hoy también los mensajeros instantáneos han vulnerado de manera dolosa la información privada de los usuarios, tanto desde la computadora de escritorio hasta los dispositivos móviles inteligentes.
Es en estos momentos cuando debemos reflexionar profundamente acerca de la importancia que tienen las redes sociales y mensajeros instantáneos en su participación activa para la democracia, hoy ya de manera directa con los ciudadanos o electores y es precisamente en este punto donde se tiene que regular el hasta dónde esta libertad que ha dado grandes resultados en algunos aspectos también ha vulnerado en gran manera su aplicación eficaz, incluso en los países más desarrollados. Al respecto Norberto Bobbio nos dijo, muy adelantado a su tiempo, que “nada es más peligroso para la democracia, que el exceso de democracia”. Aún estamos a tiempo de considerar un nuevo modelo democrático, más participativo, donde las redes sociales y los mensajeros instantáneos con reglas claras puedan ayudar a la democracia, pero con una participación directa y efectiva.
Al menos en nuestro país aún permanecen resabios de toda una larga tradición de oscurantismo político, sustentado en el oportunista manejo de la opinión pública a través de ocultar información y manipular la existente, llegando con frecuencia a grados indignantes de cinismo.

Hechos como el movimiento estudiantil de 1968 y el “halconazo” de 1971, por mencionar sólo dos de los más representativos, forman parte de esa historia no contada como noticia, a pesar de haber ocurrido en los tiempos de mayor auge de los medios tradicionales de comunicación. Es innegable que, de haber sucedido en nuestros días, contaríamos con innumerables evidencias, principalmente en video, y muchos detalles de ambos sucesos.
Si bien es cierto que el acceso a los medios, ahora a través de las redes sociales, no garantiza por sí mismo la imparcialidad ni objetividad de lo narrado (ejemplos antagónicos lo representan lo ocurrido durante el terremoto en México en septiembre de 2017 e incluso la pandemia que aún agobia al mundo con la Covid 19, en torno a los cuales abunda la desinformación), es evidente que representan una puerta abierta que pone a disposición de los usuarios una amplia gama de información.
Francis Bacon engendró la frase “información es conocimiento”, misma que evolucionó a la aún vigente “información es poder”, por ello el afán de poseerla para ponerla al servicio de los intereses de quien la tiene.
No obstante, en países como el nuestro, con largo historial de represión, era imprescindible un detonante como parteaguas a fin de superar esa condición. Así, paso a paso, conquista tras conquista, en materia de derechos humanos, de acceso a la información y a la democracia efectiva, entre otras, hemos venido siendo testigos de los frutos que han generado las más diversas luchas de tantos mexicanos, como sus legados.
Hoy en día es prácticamente imposible que alguien pueda evadir el ojo censor de una ciudadanía cada vez más informada, precisamente porque cuenta con el acceso que las redes sociales le propician, lo que a su vez provoca que, en el caso concreto de las elecciones, pueda ejercer su voto de manera más acertada.
En contraparte es indispensable que evitemos caer en la tentación de cerrar los ojos ante la realidad alterna, consistente en el hecho de que esa misma ciudadanía cuente con información pero no sepa canalizarla y darle utilidad.
Recientemente se ha hecho común el término fake news, justamente como la base de un intento para advertir a quienes leen ciertas publicaciones, que las tales son falsas, sacadas de contexto o manipuladas en uno u otro sentido. Sin embargo, llega el momento en que la propia sociedad debe asumir la responsabilidad de sus actos y entre ellos la toma de decisiones a la hora de elegir; en sus manos está su propio destino y ello no es cosa menor, pero ante la oleada de información y la alta, baja o nula capacidad de cada uno para procesarla, es claro que aún tenemos camino que recorrer antes de llegar al justo medio, pues el secreto para que la comunicación política digital termine por afianzarse como factor determinante en la democracia de nuestro país, radica en el equilibrio entre la información al alcance y la capacidad de discernir acerca de su veracidad.

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